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jueves, 28 de abril de 2016

SENTIMIENTOS DE UNA MADRE...CUANDO A QUIEN MAS AMA CRUZA LAS BARRERAS DE LA TIERRA Y EL CIELO ABRAZANDO A DIOS...


Nuestra vida estará llena de muchos acontecimientos significativos que nos 
dejarán marcados, algunos de ellos serán buenos, otros pasarán inadvertidos 
pero los que más nos toquen el alma son los que nos dejarán muy golpeados 
por la vida.
Tus lágrimas cuentan que había una vez una madre que padecía lo peor que 
le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y 
durante mucho tiempo no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que 
amanecía. 
Una noche, mientras dormía se le apareció un ángel y le dijo:
Basta ya de llorar.
Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.
El ángel le respondió:
¿Lo quieres ver?
La madre respondió afirmativamente. Entonces el ángel la
agarró de la mano y la subió al cielo.
Ahora lo vas a ver, quédate acá.
Por una acera enorme comenzaron a pasar un montón de jóvenes, vestidos 
como ángeles, con sus ropas muy blancas y una vela encendida entre las 
manos.
La madre dijo:
¿Quiénes son?
Y el ángel respondió:
Éstos son los jóvenes que han muerto en estos años y todos los días
hacen este paseo con nosotros, porque son puros.
¿Mi hijo está entre ellos?
Sí, ahora lo vas a ver.
Y pasaron cientos y cientos de jóvenes y niños.
Ahí viene, le avisa el ángel.
La madre lo ve ¡radiante!, como lo recordaba. Pero hay algo que la
conmueve: entre todos es el único joven que tiene la vela apagada, y 
ella siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo. 
En esemomento el joven la ve, viene corriendo y se abraza a ella.
La madre abraza a su hijo con fuerza y le dice:
Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz? ¿No encienden tu vela como a los
demás?
Sí mamá, cada mañana encienden mi vela igual que la de los demás
jóvenes. Pero, ¿sabes qué pasa mamá? Cada noche tus lágrimas apagan
 la mía.
Por favor, deja que mi luz siga encendida mamá.

Cuando Dios abre las puertas del cielo para recibir a quien su sendero de vida 
llegó a su fin en la tierra y ahora le toca la vida eterna...Hay que dejar que 
descanse en paz y feliz en la manos de Dios, y no aprisionarlo con dolor, 
tristeza y llanto...A quienes se van al cielo hay que guardar todo el cariño 
en el corazón...
Es triste cuando lo que más queremos abren sus alas con vuelo al cielo, pero 
hay que aprender a vivir con la ausencia física, porque la espiritual siempre 
va a estar presente en el corazón...
Aunque duela hay que aprender a deja ir, dejar que abran sus alas y encuentren 
su destino...El destino preparado por Dios.

Dios es consuelo, amor y compañía, nunca estarás solo/a...